In memoriam
- csanantonio2web
- 11 nov
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Bajo el barro que arrasó calles y silencios, quedaron también gestos que no se borran: manos que ayudaron, miradas que buscaron, abrazos que sostuvieron incluso cuando el agua lo cubría todo.
Hoy recordamos, no solo la pérdida, sino la fuerza que nace cuando un pueblo se une. Recordamos la ternura que resistió al miedo, la esperanza que no se ahogó, la vida que siguió latiendo en quienes ofrecieron consuelo, techo y compañía.
En medio del dolor, muchos sintieron una presencia que no se apaga: la del Amor con mayúscula, ese que trasciende y acompaña, ese que creemos viene de Dios y nos enseña a cuidarnos unos a otros.
Cada lágrima fue semilla,
cada nombre, raíz en la memoria.
Aunque el tiempo siga su curso,
aunque el viento borre las huellas del barro,
el amor —ese que no se rinde—
permanece como luz que envuelve,
como abrazo que salva.
Nada es más fuerte que el Amor.
Porque Dios es Amor,
y en Él seguimos encontrándonos.
Agradecemos a Clara Bou Puchalt la sensibilidad y la luz de sus ilustraciones, que acompañan este recuerdo.







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